La inteligencia artificial se convirtió en un término muy recurrente en la última década. Y si bien es permanentemente citada, es importante definirla. En palabras simples, la IA se refiere a sistemas o máquinas que llegaron para reemplazar las actividades que realizan los seres humanos. Quizá es por esa misma razón que, de tanto en tanto, aparecen vaticinios catastróficos sobre el reemplazo de los seres humanos por robots.
Y es que hay una realidad: en la medida de que va desarrollándose y superándose, hay más modelos de inteligencia artificial que, a su vez, hacen más cosas.
La importancia de la IA radica en el alcance que tiene globalmente así como también los usos que le da no solamente gran parte de la sociedad sino también las empresas. Tal es el caso de grandes empresas y PyMEs que la utilizan para mejorar su negocio y mantenerse actualizados sobre las últimas tecnologías.
Para empezar, vamos a definir los distintos tipos de IA. De acuerdo a los expertos de ciencias de computación Stuart Russell y Peter Norvig, estas son las principales diferencias:
- Los sistemas que piensan como humanos: automatizan actividades como la toma de decisiones, la resolución de problemas y el aprendizaje. Por ejemplo, las redes neuronales, que son un tipo de aprendizaje automático inspirado en la estructura y el funcionamiento del cerebro humano. Estos sistemas automatizan actividades como la toma de decisiones y la resolución de problemas. Una red neuronal puede entrenarse para reconocer objetos en imágenes como identificar gatos o perros en fotografías.
- Los sistemas que actúan como humanos: son las computadoras, también llamados robots, que realizan las tareas de las personas.
- Sistemas que piensan racionalmente: son los sistemas que se engloban como expertos, intentan razonar como lo harían los humanos y en base a eso, actuar. Esto podría ser por ejemplo un sistema de recomendación de películas a través de una plataforma de streaming. Se hace sobre la base de datos recopilados sobre las preferencias y comportamientos de los usuarios. Aunque el sistema no “piensa”, en base a los datos recopilados sobre las preferencias y comportamientos de un usuario, puede sugerir películas que el usuario probablemente disfrute.
- Sistemas que actúan racionalmente: idealmente, son aquellos que tratan de imitar de manera racional el comportamiento humano, como los agentes inteligentes, que son programas de computadora que perciben su entorno y actúan de manera autónoma para lograr objetivos específicos. En el contexto de conducción autónoma, los vehículos autónomos son un ejemplo de sistemas que actúan racionalmente. Estos vehículos utilizan sensores y sistemas de percepción para interpretar el entorno de tráfico y tomar decisiones seguras y eficientes para conducir de manera autónoma y llegar a su destino.
Es importante remarcar que en el mundo de la inteligencia artificial hay muchos conceptos que suelen confundirse. Tal es el caso del Deep y Machine learning que, aunque suenan parecidos, son formas de aprender de la IA que aluden a cosas diferentes.
Si bien ambos conceptos pertenecen al campo de la inteligencia artificial, el deep learning en realidad es un subcampo del machine learning. La diferencia entre el deep learning y el machine learning es cómo aprende cada algoritmo.
Mientras en el deep learning gran parte del proceso está automatizado, se elimina la intervención humana manual, lo que permite procesar datos más grandes.
En cambio, en el machine learning los humanos son quienes van a usar lo aprendido para intervenir. Es así como se determinan las características para comprender las diferencias entre las entradas de datos, lo que por lo general requiere más datos estructurados para aprender.
Sobre la IA y sus usos, es necesario aclarar que, pese a que muchos empresarios/as consideran lejana la vinculación entre su negocio y dichas tecnologías, cada vez son más las compañías que sí utilizan la inteligencia artificial para sus negocios.
De hecho, según un estudio de la consultora Mckinsey & Company, una de cada dos compañías, utiliza la IA en sus negocios, frente al 20% que lo hacía seis años atrás.
Según Juan Ignacio Belvis, Co-director Betta Lab y docente en la Universidad de Buenos Aires y Universidad Austral, hay tres perfiles que surgen alrededor de esto: quien diseña el pedido y lo va perfeccionando para mejores resultados, un editor/a que revisa lo que me brinda la IA, y finalmente alguien que se dedica a integrar estas cosas.
En 2022, las compañías utilizaban estas aplicaciones para la optimización de procesos y la creación de nuevos productos.
Precisamente, gracias a estas mismas tecnologías, muchas de estas empresas aumentaron los beneficios y redujeron sus costos.
En tanto, los ingenieros e ingenieras especializados en software fueron los profesionales más contratados junto a ingenieros/as y científicos/as de datos.
A través de la automatización de tareas que antes eran realizadas por los seres humanos, las empresas mejoraron su rendimiento y productividad junto a la IA.
El uso de la IA es diverso y puede utilizarse en distinto tipo de industrias.
En el caso de Argentina, la IA encontró diversas aplicaciones prácticas que están transformando la forma en que interactuamos con la tecnología y mejorando nuestra calidad de vida. Por citar sólo algunas, estas son las aplicaciones destacadas:
- Detección facial en celulares: la IA se utiliza para desbloquear dispositivos móviles mediante el reconocimiento facial, brindando mayor seguridad y comodidad.
- Asistentes virtuales de voz: plataformas como Siri de Apple, Alexa de Amazon o Cortana de Microsoft utilizan la IA para interpretar y responder a comandos de voz, facilitando la realización de tareas diarias.
- Bots y aplicaciones móviles: existen aplicaciones como Lyli, Parla, Ems y Gyant, diseñadas para facilitar la vida de las personas.
A pesar de los avances en la adopción de IA en Argentina, existen desafíos y problemáticas que deben abordarse para aprovechar su potencial:
- Falta de inversión: está claro que la economía argentina hoy tiene otras prioridades más urgentes. Sin embargo, el desarrollo de tecnologías de IA requiere también de una inversión, que se dificulta en un contexto de inestabilidad económica y financiera.
- Brecha digital: aunque la IA tiene un gran potencial para mejorar la sociedad, en un país con un índice importante de pobreza, dicha brecha digital puede excluir a ciertos grupos de la población que no pueden gozar de estos beneficios.
- Falta de especialización: todavía no hay suficientes profesionales con capacitación en IA, y esto puede llevar a un retraso en la adopción y aplicación de tecnologías en distintos sectores.
“Los desafíos que tiene Argentina son los mismos que cualquier economía del conocimiento y de la innovación. Hay mucha y muy buena mano de obra calificada y en vías de ser calificada, pero falta un ecosistema que promueva la innovación, que permita servicios externos”, señala Belvis.
A pesar de los desafíos, los pronósticos para la aplicación de la IA en Argentina son esperanzadores.
El país está evolucionando a un país de mayor inclusión y digitalización, en donde la educación y la formación en tecnologías emergentes son parte del proceso. La IA tiene el potencial de revolucionar la sociedad argentina, al tiempo que ofrece soluciones innovadoras para abordar problemas complejos en áreas como la salud, la agricultura, la industria y el transporte. Sin embargo, para lograrlo, es fundamental fomentar la colaboración entre el sector público y privado, invertir en investigación y desarrollo, y promover la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) desde edades tempranas.
La Inteligencia Artificial se convirtió en un pilar fundamental para el desarrollo y la innovación en Argentina. Sus aplicaciones prácticas están transformando la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con la tecnología. A pesar de los desafíos que enfrenta el país, la adopción de la IA ofrece un amplio abanico de posibilidades para mejorar la eficiencia, la productividad y la calidad de vida de la ciudadanía argentina.
Para avanzar en la adopción y el uso efectivo de la IA, es crucial abordar los desafíos existentes, como los ya mencionados. Además, es necesario promover políticas que fomenten la inclusión y el acceso equitativo a las tecnologías de IA, garantizando que todos los sectores de la sociedad se beneficien de sus avances.
Otra de las claves es priorizar la seguridad y los riesgos que, en ese sentido, puede conllevar un proceso de innovación. Desde Chubb Argentina, somos líderes en proveerte la seguridad suficiente para que mientras desde tu compañía puedas invertir en las tecnologías mencionadas, la ciberseguridad quede en nuestras manos. Nuestra vasta trayectoria en proteger a nuestros clientes y a las PyMEs, permite que ante cualquier imprevisto estés cubierto.
La IA es una herramienta poderosa que puede mejorar la toma de decisiones, la eficiencia y la competitividad en diversos ámbitos de la sociedad argentina. Con un enfoque en la colaboración y la inversión en talento y recursos, Argentina puede posicionarse como un líder en la adopción y aplicación de la IA, aprovechando sus potenciales beneficios y abriendo nuevas oportunidades